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La Voz en la F1. “Pechito” López: cómo es vivir en Mónaco, su “otra pasión” y su relación con Colapinto

El cordobés, cinco veces campeón del mundo y ganador de Le Mans, tiene una vida bien armada. Cómo transcurren sus días en el Principado.

29 de mayo de 2025, 15:30
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El cordobés José María "Pechito" López y su vida en Mónaco. (La Voz)

El lunes, luego de semejante fiesta automovilística, la ciudad recuperó la calma y retomó su habitual ritmo. Mis planes eran partir el martes con destino a España. Tras una decisión a última de hora de viajar a Mónaco, y estando un tanto agotado, tomé impulso para dejar que los días corrieran e intenté, más allá del jet lag, que mi cuerpo fuera recuperando su ritmo habitual y pudiera desintoxicarse de tanto stress periodístico y laboral porque llegué con lo justo al Gran Premio del Principado donde vive el riotercerense José María “Pechito” López.

A las 18 de este día, entra un mensaje de WhatsApp y me pasan una dirección en plena campiña francesa, un lugar llamado Saint Paul de Vence. Yo, descansando en Niza, no estaba lejos del montañoso paraje y hacia allí partí porque, entre otras cosas, me esperaban para compartir una cena.

Comencé a trepar por caminos muy angostos y surcados por hermosas y turísticas casas que, a medida que avanzaba, iban creciendo en calidad e infraestructura. Me habían dicho que no era fácil llegar y que, cuando me enfrentara a un gran árbol, me tirara para abajo por un camino todo asfaltado hasta encontrar la dirección indicada. Mi GPS no claudicó y tal cual, rodeando un inmenso árbol posado en medio de la calle, tomé el rumbo correcto.

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El cordobés José María "Pechito" López y su vida en Mónaco. (La Voz)

Cuando arribé, y en ese instante que dudás si la casa es esta o la del frente, un señor que se paró atrás me tocó bocina, sacó la cabeza por la ventanilla y me gritó: “Es a la izquierda, dejá de dudar y apúrate”, en un clásico español, pero extremadamente acordobesado.

Era el negro Martín Freytes, jugador de rugby de la Docta que se luce con su juego en Niza. Dicen los especialistas que es un segunda línea muy aguerrido, si bien el rugby no es mi fuerte, si nos basamos en la expresión y los gestos, el grandote mete miedo sin dudas.

Amigo personal de “Pechito”, llegaba en su condición de invitado a la velada junto con Greta, su novia y dos perritos salchichas, que al lado de Martín parecían hormigas.

A unos metros había otro coterráneo podando una ligustrina en la puerta, que debe medir y pesar la mitad que el hombre de la guinda. Estaba también espiando para observar mi llegada y que encontrara el sitio apuntado. Ese era “Pechito”, el campeón de Endurance y Turismo, el ganador de Le Mans y quien cordialmente hacía guardia por si me perdía, con una motosierra en la mano, al estilo Milei, pero podando su verde planta.

La vida de “Pechito” López

La casa tiene una vista hermosa, ubicada en la cresta de un cerro, la están remodelando porque la disfrutan fines de semana o en periodos estivales. Es la vivienda de verano de los López, a unos 40 minutos de Mónaco, con un hermoso parque en el que Imola, la perrita del matrimonio, una ovejera australiana, corre de un lado a otro repleta de felicidad y energía.

José María y su mujer rotan entre el departamento en pleno centro y corazón de la ciudad de Mónaco y este paisajístico lugar dotado con una hermosa y frondosa vegetación.

Hay mucha dedicación laboral del anfitrión; desconocía esa faceta, es hábil con las manualidades. Me sorprendió. Corta el césped con un robot, limpia la pileta con otro y Carla (su señora), si te descuidás y no mirás, te hace chocar con el tercer aparatito que limpia los pisos de la casa.

La otra pasión de “Pechito” López

El monarca de los autos con techo pinta con soplete, hace trabajos de herrería y construyó con sus manos (y la colaboración de Martín) el taller donde reposan y se guardan los elementos más preciados para andar sobre la bicicleta: las dos ruedas son la otra pasión del piloto. Parece un quirófano, limpio, minusiosamente ordenado y muy completo.

“Pechito” es un excelente y hasta casi profesional ciclista. Recorre 20 mil kilómetros por año con la tracción a sangre y en dicha factoría. Nada le falta. “Tienen más kilómetros recorridos mis bicicletas que mi auto particular en el año”, bromea López.

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El cordobés José María "Pechito" López y su vida en Mónaco. (La Voz)

Subidas, bajadas, cruces y senderos son escenarios familiares para rodar. A veces con sus compañeros de Toyota, otras con Martín (que pesa 120 kilos y le da tan duro al pedal como a la ovalada) y, de vez en cuando, con Franco Colapinto, el piloto argentino que corre para Alpine en Fórmula 1 y que se sumó recientemente al team de los pedales desde que empezó a residir en Mónaco.

”Yo reparo todo, estoy horas en mi taller acomodando detalles para salir a andar y me encanta hacerlo con mis propias manos”, cuenta “Pechito”, mientras el robot pasaba a mi lado cortando el césped.

“En la vida, si hacés todo con pasión, es más sencillo. No me molesta mantener las bicicletas, son una maravilla”, dice mientras sube una a la morsa para ajustarla. No debe haber pesado dos dígitos y vale como 15 mil euros. José María y Martín estaban diagramando la actividad para el fin de semana porque estaban inscriptos para participar a unos 200 kilómetros del Principado en un evento para especialistas.

La Fórmula 1, como espectador

Entre un tema y otro, lo íbamos abordando. Sobre la carrera del domingo de F1, que siguió con interés, dijo: ”Mirá, este circuito no es nada fácil. En realidad, se viaja despacio y estos autos son casi el doble de grandes del Renault que conduje yo, por ejemplo. Me llamó la atención que se quejaron tanto los pilotos, pero es entendible". Para ser honesto la gran jornada es la sabatina para intentar clasificar arriba lo más adelante posible y largar con alguna chance.

“Vi más gente que otras veces y había muchísimas personalidades. En ese sentido, es atrapante. Estuve en la grilla y era increíble cómo todos se querían mostrar acompañando a los pilotos. Asi que cuando se largó no tuve mejor idea que ir a verla tranquilo con Carla al departamento (está a tres cuadras del lugar) y, después, volví”, reseñó “Pechito”.

“Debo decir que hacerlos parar dos veces a los coches para cambiar neumáticos no prosperó mucho en mejorar el espectáculo. Algunos equivocaron la estrategia y, otros, especularon con ayudar a sus compañeros cuando paraban andando despacio y frenando el pelotón, mientras se detenían”, lanzó como análisis.

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Pechito López junto a Franco Colapinto (Instagram)

“Pechito” López y Franco Colapinto

La pregunta obligada, y en base a su experiencia en Europa, era solicitarle frases o generalidades sobre Colapinto. Y aseguró: “Franco debe girar y adquirir confianza, no tiene que volverse loco... Despacio y con convicción, tiene que entender cómo funciona todo el equipo y el entorno. No debe ser vencido por la ansiedad. Acá no estaban dadas las condiciones para aspirar a más; hizo lo que le pidieron y asumir eso es relevante. Es un equipo y no está solo”.

Yo quería seguir indagando, pero se enfriaban las pizzas recién llegadas, que estaban con una pinta tentadora y cerré, como corresponde, hablando de su próximo desafío, que es Le Mans ahora en Junio. “Me preparé bien, estuve haciendo simulador hasta el viernes pasado porque estoy de suplente en el Hypercar y debo cumplir con ese requisito. Será la primera vez que lo voy a correr con el Lexus, así que espero que el auto tolere el castigo y pueda terminar”.

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"Pechito" López y su Lexus buscarán un buen resultado en la edición 2025 de las 24 Horas de Le Mans. (Prensa Akkodis ASP)

Vale recordar que José María López corre en la categoría LMGT3 con un Lexus del equipo Akkodis ASP y, además, es piloto reserva de los hypercars de Toyota, en la divisional mayor del WEC. Si uno de los pilotos titulares de la marca nipona se enferma o se lesiona, “Pechito” lo reemplazará en el Hypercar, como ocurrió en 2024. Se lesionó el inglés Mike Conway, el cordobés se subió al Toyota y terminó segundo.

Cenamos, charlamos y nos divertimos un rato recordando cosas comunes de Córdoba y, antes de regresar al hotel, le mostré, y esbozó una alegría, un video con imágenes de las obras en el Cabalén. Con interés, preguntó y finalizó diciendo: “No sabés cómo me alegra que actualicen el autódromo”.

Festejó con una sonrisa que el TC vuelva a Córdoba y, mientras su esposa me invitó con un té de manzanilla, cerró indicando: “Me acuesto temprano. Entreno mucho y, ya cuando entrás en ese ritmo de actividad, es complicado dejarlo”.

A la mañana siguiente yo salía a primera hora rumbo a Barcelona, mientras al mediodía “Pechito” iba a compartir y ser anfitrión de los festejos de Colapinto por su cumpleaños: el joven de Pilar pasó a tener la edad de los patitos. “Es muy cariñoso con nosotros y acá está muy solo, así que no nos molesta acompañarlo cuando podemos”, reveló López. Ahora también está la mamá de Franco y eso ayuda mucho.

Con esa definición, le puso cerrojo a la velada cuando ya casi el reloj pisaba la medianoche.

Martín Freytes, su señora Greta, Carla (la esposa de José) y Felipe Mc Gough, también de visita, completaron la nómina de la noche junto al campeón.

Por último, yo a “Pechito” no lo martirizo ni se lo comento, pero este cordobés en F1 algún Gran Premio se hubiese llevado a casa, no tengo dudas. Es que estuvo muy cerca de llegar y se merecía llegar... Con continuidad, hubiésemos disfrutado de él y sus hipotéticos o seguros logros.

Ahora bien, no se puede hincar ni presionar sobre heridas que solo él en su intimidad sabe si ya han cicatrizado. José era F1, no se pudo. Pero, orgulloso, debemos estar de otras grandes cosas por él logradas.

Es monarca, vive en ese pequeño estado pero no es príncipe de dinastía o sangre azul. Pero es Rey en lo suyo y se lo ganó trabajando y durante años. Como Franco, se instaló solo y de chiquito, y llegó muy lejos. Posee cinco coronas mundiales y, en lo deportivo, esos son títulos de un soberano.

Ahora que estoy en Barcelona y no estoy a mano para que me recrimine, me parece que a la edad de Colapinto también era un tanto despistado y vaya si evolucionó. Al de Pilar podría pasarle lo mismo. No es el término muy didáctico, pero fácil de entender para todos y difícil de recriminar para este gran campeón que tenemos los cordobeses y se llama José María López. Despistado podés ser de la cabeza, pero también con los pies.

Conocido como “Pechito”. Nacido en Río Tercero. Excelente deportista, pedazo de campeón, célebre por esto y más, pero valorado como persona y, obvio, como anfitrión.

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